Venta o trueque de frutillas, un medio de subsistencia para la gente humilde

En la espalda cargado de un saquillo con zapatos y en una de las manos una caja de frutillas, llevaba ayer don Vidal Flores Choque, quien de martes a domingo recorre las calles de las ciudades del país para ganarse el pan del día y para que subsista su familia de siete miembros.Su labor diaria desde hace seis años, es golpear las puertas de los domicilios y ofrecer frutillas a cambio de dinero o zapatos usados, que son llevados al campo, ya sea para utilizarlos o venderlos a los mismos campesinos.“Todos los días salgo a vender o cambiar las frutillas. Antes era rentable y ahora que la economía se ha caído, hemos sentido ese impacto; pero es más rentable vender las frutillas que cambiarlas por zapatos, porque muchas veces se rompen las plantas de los zapatos o nos dan muy viejos”, indicó.Don Vidal muchas veces tiene que enfrentar a los vecinos con paciencia, porque en algunas ocasiones se encuentra con el mal carácter de las personas, pero así también logra encontrar amabilidad de otras personas, que con el paso del tiempo, incluso se convierten en sus clientes o caseros.“Recibimos maltratos, pero no podemos generalizar, además es el riesgo que se corre por trabajar. Además que tenemos que trabajar para sostener a la familia, porque si no trabajamos no comemos”, afirmó.

Las frutillas que se ofrecen en la ciudad, tienen procedencia de Comarapa (carretera antigua Cochabamba – Santa Cruz) y también de Chulumani, departamento de La Paz.Argumentó que antes vendían la cajita de frutillas a cinco bolivianos, pero como todo subió (pasajes, bolsas) ahora las comercializa en diez bolivianos. “La caja que nos cobraban por envío cinco bolivianos ahora nos cobran 15 bolivianos”, dijo.Don Vidal comentó que las frutillas se mantienen frescas unos tres días, después de ese lapso, si no logran acomodarlas, las escogen para botarlas, por su mal estado.Acotó que el mercado de las frutillas son todas las ciudades del país, él hace su viaje por cada una de ellas, porque quedarse en una sola ciudad, no sirve para hacer el negocio que emprende.

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